"No se trata aquí de mi ciencia, sino de mi estudio; y no se trata de la lección de otros, sino de la mía..." (Del ejercicio, Montaigne)
Hace dos decisiones
que descargué de mi espalda
la abultada caja de huesos del pasado descarnado
para salir de la redondez de mi ombligo,
para acariciar la tristeza panzuda de la lágrima
del amigo,
para leer los labios que hablan del hoy
más que ayer,
para airear el corazón y secarle así el vitriolo,
para adivinarme en cada paso, en cada gesto,
en cada yo de mí.
Hace once planteamientos
que liberé mis hombros
de los bultos que contienen las limitaciones aprendidas
de memoria
para acudir ligera al banquete de las
posibilidades,
para sembrar de idas y venidas el jardín de la
voluntad,
para aprender del recién nacido y del recién
llegado,
para desmontar la línea de meta y colocarla en
otro sueño,
para vestir la ilusión de viernes perpetuo, de fin de curso,
de mayoría de edad.
Hace veintisiete razones
que alivié mis manos
de la mercancía acostumbrada de mis pesares
para reconocer la alegría en cada esquina
de mi cuerpo,
para regalarle a mi cara un compendio de
sonrisas conscientes,
para disolver la rutina en un crisol de risa y
pan tierno,
para ofrecer el abrazo de mis poros al adictivo
goce de la existencia,
para vestir el jubón y distraer a la Compañera
que insacula el punto final del destino.
(Raquel T., en Reflexiones sin filtro, 2008)
que descargué de mi espalda
la abultada caja de huesos del pasado descarnado
para salir de la redondez de mi ombligo,
para acariciar la tristeza panzuda de la lágrima
del amigo,
para leer los labios que hablan del hoy
más que ayer,
para airear el corazón y secarle así el vitriolo,
para adivinarme en cada paso, en cada gesto,
en cada yo de mí.
Hace once planteamientos
que liberé mis hombros
de los bultos que contienen las limitaciones aprendidas
de memoria
para acudir ligera al banquete de las
posibilidades,
para sembrar de idas y venidas el jardín de la
voluntad,
para aprender del recién nacido y del recién
llegado,
para desmontar la línea de meta y colocarla en
otro sueño,
para vestir la ilusión de viernes perpetuo, de fin de curso,
de mayoría de edad.
Hace veintisiete razones
que alivié mis manos
de la mercancía acostumbrada de mis pesares
para reconocer la alegría en cada esquina
de mi cuerpo,
para regalarle a mi cara un compendio de
sonrisas conscientes,
para disolver la rutina en un crisol de risa y
pan tierno,
para ofrecer el abrazo de mis poros al adictivo
goce de la existencia,
para vestir el jubón y distraer a la Compañera
que insacula el punto final del destino.
(Raquel T., en Reflexiones sin filtro, 2008)
8 comentarios:
Debes levitar entonces.
Un poema exquisito.
Besos.
¡Jajajaja...!
Bueno, levitar no sería la palabra, amigo Toro, sólo se trata de la voluntad de ver las cosas desde un punto de vista distinto, a raíz de algunas experiencias recientes. Pero en ese punto de vista también tienen cabida los malos ratos, que los tengo y me los permito, porque a humana no me gana nadie (¡jajajaja!)
¿Exquisito?... ¡Uhhmmm! Son tus ojos los que miran exquisitos, Toro ;)
Abrazos de OOOOMMMM... :)
Exquisito y alentador y Raquel, hace dos renglones que me inunda la alegría y se me cayó la mochila.
un besazo.
izaskun
Pero cuánto me alegra esa nueva ligereza tuya, mi reina Izaskun... De eso se trata, de viajar con lo imprescindible, que el camino es para disfrutarlo, no sólo para recorrerlo.
Abrazos de compañera de viaje...
raquel, venia a agradecer tu visita, a conocer tu casa y a poreguntarte como llegaste hasta mi.
Pero veo a mis queridos Toro e Izaskun y ya no te pregunto nada.
Me han encantado esas letras tuyas y aunque siempre intento moverme por esos senderos en los que ir dejando lastre, la verdad es que en este momento me pesa hasta el aire.
Pero como siempre... pasará.
Un saludo desde Bilbo
Bienvenida Pizarr, un placer fue mi visita a tu blog, al igual que lo es también la tuya. Y compartir letras y compañía con Toro e Izaskun, ¿qué te voy a contar? Una doble alegría...
Aquí tienes un lugar donde quedarte, Pizarr, siempre que quieras, siempre que, simplemente, te apetezca: las sonrisas compartidas se ensanchan, las penas compartidas se hacen más chicas...
Te envío el abrazo más fuerte del día.
aprender del recién nacido...asi se puede ver la Magia Frágil del ciclo constante de muerte y vuelta a la vida.
pd; cuando terminé de leer...sentí orgullo de conocerte, eres una Puntal como solemos decir aqui.
besos
¡Y bueno, JuanRa! Orgullo el mío por contar con tu amistad y sensibilidad, ambas en perfecta simbiosis...
Ciertamente, el breve fragmento que media entre nuestra llegada y nuestra partida es pura magia, tú lo has dicho, con todo lo misterioso, ambiguo y atrayente que puede contener un pestañeo.
Abrazos mágicos dentro de la magia diaria...
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