26 de abril de 2009
COANDA
"Efecto de Coanda: los fluidos tienden a adherirse fuertemente a una superficie curva sobre la que fluyen."
El momento se entretiene
observando tu espera de puro formal y sed asida a la piel,
echada a andar ante la primera palabra de la carne.
No invento quehaceres,
respetados por el tiempo y mi costumbre puesta en pie.
Aparto los días nutridos de hiel,
desamarro memorias de frías proas.
El instante es un surco de olvido entre el ayer escorzado y la madrugada,
recuperada a golpes de encuentros dialogados:
imagen y semejanza de parto y nicho…
El hombre de la calle traga pasos de prisa cenicienta.
Te digo:
- Acércate a mi verso.
Me dices:
- ¿Puedo trasnochar en tu cintura?
Pensamientos de Baudelaire.
Llego al cuarto creciente de tu abrazo
con la rectitud agotada,
con el trazo vaciado de la misión de la verticalidad,
vía rápida que contempla los dos puntos desde la desidia geométrica.
Unidad universal abandonada detrás de tactos
imperdibles…
Te veo claro en lo oblongo de tu suspiro,
te persigo flotante,
persistente en las riberas de tu torso, revelado a mi afán.
En la tenencia de tus paredes de circunstancia y ser,
peregrino en los recodos de tu vientre
y remo por los límites antiguos de mi fluidez reincidente.
Me gusta encontrarme hecha de agua pensante,
escueta y ceñida,
sostenida en el zaguán de tu cuerpo,
pronunciada por la voz de tus formas rabiosamente torneadas
(enjundia como albergue, que modela mis sombras).
La curvatura de tu presencia
queriendo ser tú y yo,
abriendo caminos de alma de aire libre
al combate roído y a pie desnudo que derramo en el recorrido
reseguido entre la expresión regia
de tu nuca
y los labrados, dulces, mástiles
de tus piernas
(sin aristas por la contradicción del camino…).
La mujer en la calle regresa, camino a la nostalgia,
al hogar de viernes santo y alcoba de verdades de hambre.
Un perro se queja en este poema…
Resbalo, porque me dirige tu extensión haciéndose sin cesar,
porque tu consuelo de madera y tierra atemporales
no se conforma con mis nadas, vacantes,
de penúltima excusa.
Resbalo, porque tu superficie, puntual como la máquina celeste
(yo, eclíptica de la convicción de no querer nada más
que tu continente, barro firme, libre de fechas)
se acerca, valiente de amaneceres y de sangre hecha consuelo,
a mi fluidez esencial (adversidad y libertad),
urgencia a pecho descubierto,
mar sentado en el quicio de la palabra,
noviembre líquido, nacido de par en par…
(Raquel T., 2009)
Imagen: The still of the shell.- Kolja Tatic
Publicado por
Raquel T.
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Gracias al amigo Antonio y a su Cuaderno Nocturno
Gracias al amigo Beeril y a su Irlhadia
15 comentarios:
Trasnochar en la cintura, siempre igual verdad?, es un mandato de la genética, está impreso y es imborrable.
Besos.
No se ni que decir cuando leo cosas así.
Me lo pones muy dificil, por ello mejor no digo nada y tan solo te dejo un beso
Toro Salvaje:
Mandato imborrable es la unión consentida, sí, amigo Toro, así como siento también impreso y necesario, no sólo dar respuesta a una percepción sensible propia, sino también a la de los que me rodean. Ésta en concreto, cumple la afirmación de poner en verso un abrazo sentido y salvador a quien me lo dio. No puedo obviar que lo que sienten y viven los cercanos se mezcla conmigo... También tus palabras y tu orden genética: no olvido ninguna de ellas ;)
Abrazos de universal del sentir...
Pizarr:
Me dices tanto hasta cuando no me dices nada, amiga Pizarr... Tu aire fresco me trae cariño aprendido (que no por ello, menos valioso) y tu beso resuena en los rincones de esta casa, como el eco de una visita siempre esperada. Gracias por traérmela.
Abrazos de silencios muy, muy elocuentes...
abrazos que en la divisoria previa de los cuerpos
se convierten en teorema y conjunción de firmamentos
la noche en la cintura
y el día... desterrado
un beso
Entre tanto poeta, princesita de mis sueños, muda debiera quedar por prodencia. Entra tantos amigos, princesa admirada, tengo que repetir cuánto te quiero. Soñar una niña y encontrarla ya escritora es mucho más que un premio, y así me siento. Te imagino fluyendo y disfruto de tu libertad, capaz de tan bellos versos.
Esta semana debe llegarte una cosita por correo (espero).
Besos reales.
Siempre un tú y yo, siempre una unión necesaria, deseada, esperada. Todos tus versos, Raquel, todas tus imágenes se han materializado en mi mente y un ligero escalofrío recorre mi espalda. Eres poesía y eres belleza. Decir lo contrario es pretender tapar el sol con un dedo.
Besos de admiración.
Deja atrás la memoria días amargos. El pasado muere y nace un hoy de madrugada...fluyen los sentimientos para adherirse a la solidez... mientras la vida continúa con sus rutinas.
Besos.
mientras releía tus versos estos se envolvieron en un efecto coanda sobre mis vértices de ángulo recto,
el Poema esta ajustado a nuestras curvas.
es genial.
peregrinar a los recodos de tu vientre, dejar allí constancia gráfica de lo que siento al leerte, es vaciarme y llenarme de nueva luz, de verdad...
me encantas.
Besos Volados..
Tus letras son màs que ello
son perlas de luz y belleza
te felicito con todo amor
Isaac
"La curvatura de tu presencia
queriendo ser tú y yo,
abriendo caminos de alma de aire libre "
Cuando se dunden en uno sólo, no hacen falta curvaturas, hasta las líneas rectas se convierten en círculos.
Saludos!
Al final, siempre nos quedamos con lo mejor, con lo que disfrutamos...
Besos Raquel!
querida poetisa Raquel, que bueno volver a casa (Bagajes) y que te regalen belleza disuelta en versos comestibles, que te colmen, que te sacien, que bueno es dejarse acariciar por la inasible presencia de lo incognito y que bueno, recibir ese masaje en verbo estimulante por la sacerdotisa de lo invisible, que bueno es abstraerse en tus divinos caminos “hechos de agua pensante, escueta y ceñida”, que bueno pasearse por las curvas de tus versos, volando alcobas, resbalando excusas, flotando giróvagos paisajes que me avientan el alma puñetera y eclipsan mis temores más incautos, que bueno es pensarte urgente para aliviarme lentamente en tus bagajes, que malo es el solo de vez en cuando, pero qué bello es el cuándo de está vez.
Te envío besos voladores, de los pocos que me quedan, limpios, sanos, amigos y entrañables, los mejores.
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